Canela...cuando vendrá Luna
Se acercó hasta donde llega el lamento del mar y deja su estela de golpe, despojándose de las ataduras de sus ropajes, sus carnes blancas y escarchadas buscaron al amante, sus manos recorrían palmo a palmo el cuerpo frío, buscaba arroparse del deseo incandescente que dentro del vientre gritaba la necesidad del hombre que dejó en ella el recuerdo de una sola noche.
Una noche como esta se entregó a la ventura de no saber de nombres, ni de lugares, sólo palabras aisladas y gemidos, dentro de un auto, la tomó desde una plaza, él impresionado por el halo del silencio y la mirada ardorosa, Luna, llámame Luna , como la que nos alumbra, Mar va a ser mi apellido que resonará en ti como maldición en futuros años, susurró en su oreja tibiamente, tú serás Apolo. Cabálgame y le ofreció su cuerpo desnudo, y en el pequeño ruedo de metal, apremió la húmeda y aromática anca de esa yegua nueva desatada sólo por el deseo , sin amor presente, Apolo arremetía la fusta tiesa y enrojecida, que de vez en cuando, Luna lamía acicalándola cual animal su pelaje, los vidrios estaban impregnados de vapores humanos sin prejuicios, la fragosa batalla comenzó a huir por entre los poros que contuvo el látex donde se vació desangrado el amor, no hubo caricias ni palabras dulces, se va la noche, luna se acerca un cigarrillo a sus labios, deja atrás el mar y se esconde nuevamente tras el cerro, camina, sonríe y aún así deja caer una lágrima sobre la escarcha del alma. Canela vuelve a casa, besa a su madre que la espera, son solo la una de la madrugada, se abraza a su almohada, y se encorva entre las sabanas…