Cuentos para Mi

La realidad se mezcla con la imaginación, el sentir se confunde con los recuerdos, y estos son los relatos que avivan mis noches y mis sueños , Hoy los comparto contigo.....

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Nombre: Sol Diez
Ubicación: Arica, Tarapaca, Chile

Desde los doce años que escribo, esta es la primera vez que publico y espero saber sus comentarios,las actualizaciones son semanales.

23 diciembre, 2005

Las musas no quieren venir

Es la primera vez que me siento tan mal que no pude sentarme para comenzar a escribir, pues la rabia y la tristeza se encargaron de nublar mi corazón y mi cabeza, la navidad no es la mejor epoca para mi, en realidad son de una carga negativa, y no porque tenga un mal recuerdo, sino porque hoy me siento sola a pesar de estar acompañada de gente que me quiere, quizás me tome un tiempo el aparecer de nuevo, mientras seguire visitando a todos aquello amigos que siempre me leen y visitan. Este espacio que siento tan mío necesita un tiempo para ir acomandando las alegrias y las penas. Espero que en cada uno de sus corazones la paz y el amor se quede y se multiplique desde mi Arica Un beso y un fuerte abrazo.

17 diciembre, 2005

Patricia.


Después de pasar cerca de ochos horas en el trabajo, Patricia llega a su casa, al entrar deja su postura de jefa, y entra la otra mujer tan distinta a la profesional, mas bien insegura, es cierto, tenía un buen pasar, dos hijos preciosos, y un marido que la adoraba pero aún así, sentía que algo le falta. Como todas las noches desde hacia ya algún tiempo buscaba excusas para no tener relaciones con su marido. Se sentía mal al tener que fingir orgasmos que no sucedían y tampoco se atrevía a enfrentar la situación con Alejandro, no se sentía capaz de discutir el porque ya no habían las ganas que al comienzo de su relación, todo se había convertido en rutina y, estaban normados todos los horarios incluidos los días y las horas de hacer el amor, el lograr la estabilidad que suponían tener y algún sentimiento ligado al amor pero disuelto por el tiempo los hacia seguir juntos.

La sonrisa de Patricia había quedado relegada en alguna foto familiar, ni ella sabe porque ese ceño serio, sin vida, era su expresión diaria. Pero todo comenzó a cambiar con velocidad impresionante, su sonrisa volvió a aflorar cuando conoció a Ernesto, si pudiéramos decir que lo conoció, pues tenían contacto casi a diario, si no era por mail lo era por teléfono, se tejió entre ellos una relación extraña, una obsesión para ella, un misterio para él, en está relación no había edades, ni estatus, sólo era.

La comunicación entre ellos se fue encendiendo, sus diálogos bordeaban el filo entre lo obsceno y lo correcto, entre lo humano y lo animal, lo secreto de la situación empezó a atraerle más y más, sus ganas volvieron, y siempre se veía dispuesta a entablar juegos eróticos con él o sin él, los encuentros fueron más seguidos, pero nunca presente, era una forma de controlarse, de poner un limite a esta situación que a ratos se le iba de las manos y le cambiaba el humor. Patricia se sentía infiel, pero feliz, a la cama volvió la calentura exiliada por la rutina. Alejandro intuía que algo sucedía, pero acostumbrados a dejar que el silencio actuará entre ellos, no dijo nada.

La llegada de cada noche tenía un significado especial para ella, a su lado sentía llegar el joven amante que llenaba su cama, e imaginaba como rozaba la respiración entrecortada su cuello, como besaba sus hombros sin apuros, sentía sus grandes manos recorrer su cuerpo febril, se encendía, su obsesión la llevó más de una vez a buscar su propia satisfacción al sentir su presencia en la habitación, cerraba los ojos e imaginaba encuentros en lugares comunes, se humedecía. Entonces Alejandro ya no era Alejandro, era él, y lo besa con pasión buscando en su boca cada punto que la conecte con su fantasía, y besa su cara, mordisquea sus orejas, escucha los gemidos tantas veces oídos por el fono, se empalaga de su miembro duro y lechoso hasta que el grito del placer causado, la sacaba del trance de beberse la vida, ella, lo toma y cabalga sobre él dando rienda a la calentura desatada, como yegua arisca no es fácil dominarla, y la suavidad es dejada por la penetración que labra su pulpa mojada, ahora es ella a quien montan, mientras le susurran palabras obscenas, violentas que la excita más, mientras ella susurra, casi orando, para que no le oiga aquel nombre que encerraba su vuelta a la vida, y siente como la lengua víbora, que ya no es de él sino de su amante, abre sus rosadas carnes enrojecidas por la pasión del entregarse, tantas veces relatadas, y ruega que la sometan al dolor y al placer de verse invadida por el sexo enhiesto que la llena , y gime , gime para no decir su nombre, lo abraza, lo rodea con sus piernas y brazos, hundiendo con fuerza , ira, ternura sus uñas, sus manos, para dar comienzos a los estertores del final, con los ojos más cerrados que nunca, invoca como ritual de magia negra a su amante para hundirse en placer del instante, su nombre recorre su cuerpo mientras calma se respiración. No dice nada, Alejandro le da un beso, le dice gracias, cada uno a su lado del lecho, él mirándola, Patricia buscando en el vacío del cuarto alguna huella de la ilusión que dejo marchar esta noche y la marcaban, esperando que llegue nuevamente la siguiente noche e invocarlo a él.











02 diciembre, 2005

Tu Mirada

Anoche, desconocido, sin nombre, pusiste luz al apagado tiempo que vivo, mi rutina se quebró en el instante que se cruzaron las miradas, de donde apareciste, no sé, y no importa, sólo estabas. Era una más de esas fiestas de fin de año del trabajo, muchas mujeres, pocos hombres, chistes de mal gusto, premiaciones, uno que otro discurso de buenas intenciones que no dicen mucho, y estabas ahí, parecía que no había nadie más, a pesar de que el restorante del hotel estaba repleto, donde mi miraba iba estabas tú, a ratos me sentía confundida, incluso pensé que el estrés me jugaba una mala pasada, nunca vi tu rostro completamente, sino sólo tu mirada.

Recorriste mi cuerpo y, se sentía la intensidad, el calor se apoderó de todo, se alejó el gentío, el ruido y hasta escuchaba como me hablabas en mi oído dándome instrucciones de moverme, de acariciarme, quizás las primeras copas de alcohol me embriagaron, por lo tanto, decidí salir a la terraza que daba hacia la playa. Me tente de recorrer su orilla y alejarme por un rato del lugar, busqué una excusa para mis amigas con quien compartía mesa.

Tomé rumbo hacia el sendero que me llevaría a tomar esa brisa fresca de principios de verano en la ciudad. Cerca de la playa, el hotel tenía cabañas, una de ellas estaba con la puerta abierta semi oscura, la curiosidad y la valentía que me daba tener cierto grado de alcohol en la sangre, me llevó a acercarme, entonces una voz desconocida y cálida, me invito a entrar- te esperaba-oí por única vez tu voz, la luz que entraba por el ventanal, me reencontró con tu mirada, no eran su color ni la forma de tus ojos , sino tu intensidad que me hipnotizaron, quede inmóvil y sin voluntad, me pediste, sin palabras que me tendiera en la cama al medio de ese gran dormitorio, mientras una suave ráfaga de viento marino inundaba aquel cuarto, en silencio fui desvistiendo mi cuerpo, lentamente, sin dejar de verte, tus ojos brillaban buscando tener contacto con mi piel que se erizaba con solo pensarlo.

Mis dedos tocaron mis punto con tal maestría que rápidamente me humedecieron, desnuda, y tú mirándome, tome con fuerzas mis pezones con mis manos que no eran las mías, sino las tuyas, y tú, mirándome, baje acompañándote por mi vientre de mujer, con todas sus perfecciones e imperfecciones, mientras tus labios susurraban, en no sé que idioma, palabras que me calentaban ,haciendo que el tiempo se desvaneciera,como un ritualantes de la cópula, suavemente besaste en la distancia mi clítoris erecto, rodeado y atacado en ronda por mis dedos, tu respiración se une a la mía, mis gemidos son el idioma del momento, decidó cojerme, y tú, mirándome, y siento como me penetras, deshojando la flor de mis deseos que impregna con su aroma mi piel, y las mariposas comienzan a llegar en aleadas seducidas por el aroma, con la intensión de propagar miles de orgasmo al tocar mi piel….

El graznido de una gaviota me despertó de aquel trance, estaba sola en la terraza, pero aún así tu mirada se quedo conmigo toda la noche.