A través del Visillo
Mas de tres semanas que no me acerco a mi PC, como te extrañe, pero debía dejar esta obsesión que se convierte tenerte tan cerca como también tan lejos, sin salir de casa, sólo a lo estrictamente necesario, al doc y a tramites bancarios. Es increíble como somos animales con hábitas limitados, sin mucho que hacer, mi cama se convirtió en mi nido, mi refugio, como perra recién parida no dejaba acercarse a nadie. Mis brazos y mis manos se atrofiaron al no dar caricias, cerrados, agotados, pero aquí de nuevo.
“La noche estaba espesa, pegajosa, el calor del verano no me dejaba conciliar el sueño, el ventanal del dormitorio que da a un pequeño balcón del departamento donde vivo siempre se encuentra abierto, para ver si con eso se aliviaba esa calentura que hierve la sangre y las ganas sobre todo cuando se está sola, casi una viuda de verano. En realidad me encanta Arica en verano, pues tengo tiempo para leer, sobre todo cuando no hay nadie en casa, aprovecho además para poder despojarme de estas ropas y estar desnuda, así libero mi cuerpo y mi alma de las costumbres sociales que de vez en cuando atan este ser que quiere ser libre.
Como de manía tomo algún libro de aquellos que se van juntando en el año y que no acabo nunca de leer; en eso estaba cuando me llamó la atención el departamento de enfrente, por primera vez me daba cuenta que existía vida detrás de esas ventanas que generalmente estaban cerradas y a oscuras, la curiosidad y el calor de la noche me hizo asomarme espiando, sintiéndome invasora de otras realidades y ahí estabas, la luz dejaba entrever la llegada de una pareja, comenzaste a desvestirla a tirones, rodaron por el piso como pelea de perros, entre risas y mordiscones se jalaban todo lo que tenían encima hasta que quedaron desnudos lamiéndose las heridas de la batalla, mis ganas al verlos me hicieron buscar entre mis piernas y con mis dedos las sensaciones que poco a poco las fui robando de aquel cuarto, creía oír las palabras que los calentaban , mi respiración se unió a las suyas, mientras penetrabas lentamente a tu amante y ella se doblaba de júbilo y con furia te sostenía entre sus piernas, el ritmo de las estocadas las fui sintiendo como mías, mis gemidos se los llevaba la brisa que no me calmaba, sino extrañamente me acoplaba a la cópula tras ese vidrio. Estaba mojada, apretaba mis pezones con la otra mano y mi lengua buscaba sus lenguas, sin cerrar los ojos, para no perderme ningún detalle de tus movimientos, retardando los estertores de la explosión que se venía, la tomaste de su delgadez extrema, dejaste que su cuerpo buscará estabilizarse para arremeter con tu miembro desde atrás mientras tirabas de sus cabellos tiernamente, y acariciabas su espalda, mi humedad se convirtió en ríos salados sobre mi cuerpo, cada músculo se entumecía , a la vez que la electricidad provocada corría por mis venas hasta hacerme gritar el placer más infinito que producías con cada arremetida. Entonces agitada, provoque una y otra vez mis convulsiones, hasta que los vi , abrazados, uno al lado del otro, me quedé quieta disfrutando de esa calma detrás del visillo del ventanal, despreocupada, desnuda, sonriéndoles, sin que me vieras.
A la mañana siguiente volví a buscarte con mi mirada, de nuevo la ventana cerrada y tapiada con una cortina gruesa, me asomé al balcón , en el estacionamiento, te despedías de ella, me miraste , yo sólo te sonríe y te di las gracias.