Cuentos para Mi

La realidad se mezcla con la imaginación, el sentir se confunde con los recuerdos, y estos son los relatos que avivan mis noches y mis sueños , Hoy los comparto contigo.....

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Nombre: Sol Diez
Ubicación: Arica, Tarapaca, Chile

Desde los doce años que escribo, esta es la primera vez que publico y espero saber sus comentarios,las actualizaciones son semanales.

18 noviembre, 2005

Reencuentro I: Casualidad


Después de mucho tiempo, quizás más de veinte años, sin saber nada de ti ni tú de mí, al tener nuestras vidas ya hechas o deshechas, no sé, por azar del destino, nuestras vidas se volvieron a cruzar, fue a fines de septiembre al ir a un congreso sobre Medio Ambiente, en la ciudad de La Serena, al salir del hotel donde me hospedaba, nuestras miradas se cruzaron, yo no lo podía creer mi primer amor frente a mí, es cierto que los años nos cambian, pero las miradas siguen ahí, quizás más cansadas, pero siguen siendo las mismas, me turbó la situación y no atiné a decir nada, hasta que te acercaste, y con la voz ronca y a su vez dulce dijiste- Flaca-.
Yo no reaccionaba y volviste a insistir Patty, a mí volvieron los recuerdos de este amor que nunca tuvo un fin y que dimos por perdido sin luchar, yo entraba a la U a fin de ese verano y tú te ibas de nuevo a Antofagasta a seguir tus estudios de constructor.
Alejandro-reaccioné- ¿eres tú?-y seguí- ¡Tanto tiempo!. Me diste un abrazo y nuestros labios en el nerviosismo de la situación, se rozaron levemente, y un intenso calor recorrió mi cuerpo, rápidamente me alejé de ti y seguí preguntando por qué estabas en la ciudad, lo último que había sabido de él es que después de salir de la universidad, se había trasladado a Santiago y que tenía una empresa. Me contestaste que por estos días estabas supervisando una obra a cargo de su empresa y agregaste que te quedarías unos días más, lo mismo me preguntaste y yo respondí que estaba asistiendo a un seminario como invitada a exponer un trabajo que había realizado con mis alumnos y que duraba hasta el día viernes y recién retornaría a Arica el día Domingo. Nos intercambiamos los números telefónicos para ponernos de acuerdo para ir a tomar unos cafés antes de que me fuera y conversar sobre nuestras vidas. Nos despedimos, quedé con esa grata sensación del reencuentro, pero a la vez nerviosa por dejar salir esa sensación que había dejado en el pasado después de ese fin sin fin de lo nuestro.
Me llamó el jueves por la noche para juntarnos a almorzar al día siguiente, me sorprendió, pues había creído que sólo había sido mi imaginación o el momento de ser educados y ya. Quedó de pasarme a buscar a la universidad donde se efectuaba el seminario. A la una de la tarde en punto estaba en la colina, se notaba algo nervioso pero sin dejar de sonreír, me dio un beso en la mejilla y abrió la puerta de la camioneta, partimos rumbo hacia la Avenida del Mar, tenía toda la tarde, pues el seminario terminó esa mañana, me preguntaste de cuanto tiempo disponía y respondí hasta el domingo, sin tomar en cuenta la puerta que estaba abriendo, me miraste y dijiste entonces tenemos hasta el domingo, me sonrojé al ver en tus ojos esa mirada cómplice de nuestra juventud, en el largo almuerzo cada uno contó en síntesis sus vidas desde el último verano que nos vimos, eso sí, no nos atrevimos a preguntarnos por qué nos alejamos, guardando cada uno sus dolores adormecidos por el tiempo. Caminamos por la playa recordando a los viejos amigos, pero bastó el roce de nuestras manos, y apareció el silencio incómodo del momento, y entonces me propusiste pasar el tiempo que nos restaba juntos, lejos de la ciudad y de lo que hasta ese momento eran nuestras vidas, para cerrar o abrir el destino.
Me dejaste en el hotel sin dar respuesta a tu proposición, tan solo me dijiste a las siete pasó por ti. Empaqué mis cosas sin pensarlo y me fumé un cigarrillo mientras anunciaba a la recepción del hotel que ese día o noche dejaba el hotel, sin falta a la hora señalada estabas en el lobby esperándome, tomaste mi maleta y subimos a la camioneta rumbo al Valle de Elqui.
Mientras subíamos, me reencontré con los colores del valle cuando el sol se va ocultando, y deja ese cielo oscuro para alcanzar cada estrella. Llegamos a una cabaña cerca de Alcoguas, ya de noche, en el camino compramos algunos comestibles para este fin de semana, nos acomodamos y realizamos las rutinas que cada uno estaba acostumbrado hacer.
Mas tarde, nos sentamos fuera de la cabaña, disfrutando del paisaje que nos brindaba la noche, poco a poco, ya no hubieron palabras, tomaste mis manos y acercaste tu cara, y en el silencio cómplice dejamos salir los besos y caricias guardadas para este instante, no había prisa, y el juego de las caricias fue desnudándonos, no tan sólo de las vestimentas sino de alma, es cierto, mi piel no era tan tersa y tus músculos tan firmes, ante ti estaba la mujer que soy y ante mí, el hombre en que te convertiste, llegamos al lecho que compartiríamos, besé tu pecho, despeiné tus rulos, cerré tus ojos con mis labios. Con tus dedos recorriste mi rostro, y terminaste de sacar mi sostén, tus manos mimaron mis pechos y tu boca mordisqueó mis pezones empalados, soltando cada vez gemidos inaudibles que fueron llenando ese cuarto, no fueron necesarias las palabras, las miradas dirigían nuestras acciones, recorriste mi espalda, aún sabías donde me quebraba del placer más inmenso, besaste mi vientre y subiste a más no poder mi temperatura, nada nos apuraba, tuviste la paciencia de la primera vez, con suavidad indagaste mi sexo húmedo, tus dedos tomaron preso mi clítoris estallando en mi sensaciones casi perdidas por la rutina. Entonces me apropié de tu cuerpo, mis manos palparon tu miembro tieso, sentí su latir y se vino la urgencia de tener que ser uno solo, me abalance sobre ti, y delicadamente fui hundiendo tu falo, abriendo mis carnes trémulas para ser uno solo, cabalgué en tus caderas y tus quejas de placer aceleraban el ritmo de la montura, mientras engullías mis pezones. Exigiste darme goce, y tomaste mis ancas penetrándome con todas tus fuerzas, murmurando en mis oídos, dejando tus resoplidos en mi nuca, tirándome a ratos mi pelo con extrema calentura, mis gemidos se hicieron más patentes, se convirtieron en proclama del tiempo perdido, se revolvieron las sensaciones, la calentura, los goces, la pasión y llegó lentamente desde la punta de mis pies, desde mi nunca tensa, y todo venía hacia el centro del placer , te envolvía mi sexo y palpitaba, hasta llegar a la última fibra, de la misma manera te sentí soltar en mi tus furias, tus dolores, los recuerdos y por qué no, tu amor, agitados por el momento, uno al lado del otro, abrazados reencontramos sensaciones, era tiempo de cerrar puertas y por primera vez vimos llegar el amanecer.

5 Comments:

Blogger Andres said...

Que mas puedo decir, tú ya lo has dicho todo.
El reencuentro con un viejo amor, es duro. Te has percatado que cuando deja una etapa pendiente en nuestras vidas, siempre se da la oportunidad para cerrarla. No se si tu esta vez lo hiciste, o esto fue el comienzo de reencontrarte con tus fantasmas. Tus recuerdos.

11:48 a.m.  
Blogger Elías ... said...

Son bonitos los recuerdos que tienes del primer amor....aohra igual es heavy encontrarlo después de tanto tiempo, de camino recorrido...en fin....por lo menos te sacaste el empacho...

7:48 p.m.  
Blogger claudita said...

una vez te leí por casualidad y te sigo leyendo cada semana...
Buenos recuerdos del primer amor... saliste del empacho!
saludos!

6:10 p.m.  
Blogger DINOBAT said...

Interesante tu blog la verdad!, está entretenido, seguiré viniendo saludos,


JD

2:51 p.m.  
Blogger Lola said...

Estoy viviendo una relacion igual... despues de 17 años... me encantaria saber como continua la tuya.... gracias por compartirlo!

12:48 p.m.  

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